El Tegumi: La Lucha Olvidada en el Karate Tradicional.
La lucha tradicional de Okinawa, conocida como tegumi (手組, "manos entrelazadas"), fue una influencia clave en la formación de maestros como Gichin Funakoshi y Kenwa Mabuni. Antes de que el karate se sistematizara, el tegumi era una práctica común que desarrollaba habilidades de agarre, control y resistencia. Con el tiempo, el karate, por diversos factores, se enfocó más en golpes y katas, pero los principios del tegumi y otras influencias de la lucha siguen presentes en sus aplicaciones, aunque muchas veces han sido olvidados o reemplazados.
Los katas tradicionales contienen movimientos que originalmente incluían proyecciones, controles articulares y técnicas de lucha cuerpo a cuerpo, elementos característicos del tegumi o de cualquier sistema otro sistema que pretenda ser aplicable a la defensa personal. Sin embargo, la interpretación moderna suele limitarse (aunque, por fortuna, cada vez menos) a aplicaciones más directas y menos contextuales. Además, la pérdida o modificación de ciertos gestos en los katas de Shotokan, por ejemplo, dificulta la búsqueda de aplicaciones alternativas en este sentido.
Recuperar el estudio de la lucha cuerpo a cuerpo dentro de la práctica del karate permite un desarrollo marcial más integral, fortaleciendo la conciencia corporal y ampliando la efectividad en combate real. Su práctica complementaria refuerza las raíces del karate como un arte marcial completo y funcional.
Curiosamente, algunos practicantes, al ver este tipo de trabajo, afirman por desconocimiento que "eso no es karate". Sin darse cuenta, al hacerlo, están cuestionando la visión y el conocimiento de los propios fundadores del karate moderno y sus raíces. Si Funakoshi, Mabuni y otros grandes maestros del pasado consideraban esenciales estos principios, ¿quiénes somos nosotros para descartarlos simplemente porque no los conocemos?
En lugar de cerrarnos a ideas preconcebidas, vale la pena investigar, experimentar y comprender la riqueza del karate en su totalidad.
Además, incorporar elementos como agarres, proyecciones y trabajo en corta distancia en las aplicaciones (bunkai, oyo waza, etc.) y, por supuesto, en el combate libre, multiplica las opciones técnicas y estratégicas, además de hacer la práctica más dinámica y enriquecedora. En el Club Bushido de Colmenar Viejo, lo sabemos bien: esto no solo mejora el aprendizaje desde una perspectiva pedagógica y de defensa personal, sino que también aporta valor en el ámbito académico y en la preparación de exámenes de grado.
Por cierto, como nota curiosa: si le das la vuelta a la palabra "tegumi", obtienes "g(k)umite". 😉
1 comentario:
Muchas gracias Sensei…entiendo bien lo que dices y comparto en el fondo y en la forma lo que dices. Ampliar el foco a veces es el camino para no perder la esencia. Un abrazo sentido
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